1. Practicar la inteligencia emocional, lo que se traduce en comprender y reconocer nuestros sentimientos y los del otro. En otras palabras, identificar y admitir qué nos pasa. Este es un hábito esencial que despejará muchos obstáculos cuando las cosas no salgan como se esperaban.
2. Comunicarse. Cada decisión y cada paso que se tome en el negocio debe ser comunicado y explicado con detalle, incluso en el caso de que no se comparta del todo tal determinación. Lo importante, por encima incluso de deseables consensos, es que cada uno conozca cada detalle que se suscite y cada iniciativa que se acometa.
3. Reconocer las habilidades individuales. Saber quién es bueno para las finanzas o las ventas, quién es más operativo cobrando o en el trato con clientes. Delegar responsabilidades como muestra del reconocimiento de las habilidades del otro constituye un aspecto clave.
4. No llevar el emprendimiento a la cama. No lleves tu oficina a la cama, es importante que ambos sigan disfrutando en pareja, no todo debe ser trabajo.
5. Apoyarse mutuamente. Decir NO a la crítica destructiva. No estar de acuerdo en algo no significa imponer, desestimar o menospreciar las ideas o decisiones de tu pareja. Si bien es cierto que alguno de los dos puede cometer un error, en esos momentos complicados puede ser muy dolorosa la crítica destructiva.
6. Conservar las cuentas claras. Cuentas claras conservan parejas. Si van a constituir una empresa, recuerden establecer claramente el capital de cada uno, así como también los cargos, deberes y derechos.
7. No se desautoricen en público. Ante todo el respeto. No siempre estarás de acuerdo con las decisiones que tome tu pareja o con algún comportamiento. Solo debes tomar en cuenta que nunca debes decírselo frente a un cliente o un extraño. NO hagas jamás lo que no te gustaría que te hicieran.
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