La arquitectura del cerebro humano se sostiene por tres estructuras: el cerebro reptiliano, el límbico o mamífero y el córtex. El reptiliano es el de las respuestas primarias, inconscientes y básicas. El límbico se ocupa de los estados de ánimo y de la memoria. Por último, el córtex controla el aprendizaje, el pensamiento, el lenguaje, la lógica y la personalidad. Los tres, funcionando en conjunto, nos convierten en lo que somos.
Sin embargo, cuando llega la hora de tomar decisiones, la neurociencia ha hecho un gran descubrimiento: el 90% de las decisiones se toman desde el instinto, desde el inconsciente. Por lo tanto, el porcentaje que queda para las decisiones sosegadas y meditadas es sorprendentemente bajo.
El cerebro reptiliano y el Neuromarketing
El cerebro reptiliano controla los instintos y es muy eficaz. Si no fuera así, el ser humano ya hubiera desaparecido de la Tierra. Cuando nos encontramos por sorpresa ante una situación peligrosa, ¿nos paramos a evaluar los pros y contras? Por ejemplo, si aparece ante ti un perro rabioso, ¿acaso no sales corriendo para evitar el peligro? Estas respuestas primarias, instintivas, son las que han permitido sobrevivir al ser humano, además de influir en gran medida en el comportamiento y en las decisiones. A pesar de que la cultura y la razón matizan los instintos, sin duda, estos siguen existiendo.
Por lo tanto, debido a que la influencia del cerebro reptiliano es tan importante, lo más efectivo es que el marketing y las ventas se dirijan directamente al inconsciente. Una campaña de marketing que llame al cerebro reptiliano es la clave del éxito. ¿Para qué racionalizar cuando se pueden vender sensaciones? Conocer los secretos del comportamiento impulsivo es muy útil a la hora de diseñar una estrategia de venta efectiva.
Patrick Renvoise, un referente del Neuromarketing, comentó en una entrevista: “Para convencer a otras personas no se debe pensar en el yo, sino tener en cuenta el tú”. Es un error decir “tienes que quererme porque soy rico”. En cambio, si se afirma: “voy a hacerte rico”, te querrán.
Para el cerebro reptiliano solo hay conceptos antagónicos, de sí y no, de dolor y recompensa. El ser humano busca el placer y huye del dolor. Respecto a esto, la neurología también ha descubierto que el miedo al dolor es un aliciente tres veces mayor que el deseo de placer. Es más efectivo insinuar que se evitará el dolor a que se obtendrá placer.
Fuente: grandesmedios.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario