Los emprendedores sociales son personas individuales que ofrecen soluciones innovadoras a alguno de los problemas sociales más acuciantes. Es decir, personas que persiguen un fin social pero que utilizan métodos asociados tradicionalmente al mundo de la empresa para lograr dicho objetivo.
“Los emprendedores sociales no quedan satisfechos ni dando un pescado a alguien ni enseñándole a pescar. Son personas que no van a descansar hasta haber revolucionado por completo la industria de la pesca”. La frase pertenece al estadounidense William Drayton, presidente de la Fundación Ashoka, cuya trayectoria fue distinguida el pasado 8 de junio con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación. El jurado de los premios reconocía así la labor de proselitismo de Drayton en favor de los llamados “emprendedores sociales”, término que él mismo acuñó en 1972. El fallo destacaba como novedad y valor añadido el hecho de que Drayton no solo apoye a las personas en sus proyectos sino que base dicho apoyo en criterios de sostenibilidad económica, lo que nos pone sobre la pista de qué es el emprendimiento social.
Con su labor al frente de Ashoka, Drayton dio una vuelta de tuerca al concepto tradicional de intervención social introduciendo una variable empresarial. Para él, los emprendedores sociales son personas individuales que ofrecen soluciones innovadoras a alguno de los problemas sociales más acuciantes. Es decir, personas que persiguen un fin social pero que utilizan métodos asociados tradicionalmente al mundo de la empresa para lograr dicho objetivo.
Uno de los emprendedores sociales que han alcanzado un mayor reconocimiento es el bengalí Muhammad Yunus, también conocido como “el banquero de los pobres”. Yunus creó en 1976 el Banco Grameen, con el que ya ha apoyado a siete millones y medio de personas a través de un sistema de microcréditos que permite que los beneficiarios, en su mayoría residentes en zonas rurales, impulsen actividades económicas independientes y creativas.
Contra todo pronóstico, el sistema de Yunus ha demostrado ser, no solo valioso socialmente, sino también rentable económicamente y ha sido replicado en todo el mundo. En 2006 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz. Desde entonces, muchos emprendedores sociales han seguido el camino de Drayton o Yunus.
Actualmente, más de 40 millones de personas y entidades en todo el mundo pueden encuadrarse dentro de esta categoría, según los datos de B Corporation, la corporación que se encarga en Estados Unidos de certificar que un emprendedor social reúne todas las condiciones para serlo.
Emprendedores españoles
Si nos detenemos en el caso específico de España, podemos observar cómo el número de emprendedores sociales, pese a haber aumentado en los últimos años, sigue estando por debajo de otros países europeos. Según el Proyecto GEM (Global Entrepreneurship Monitor), en España solo un 0,5% de la población activa trabaja en proyectos de emprendimiento social, frente al 2% que se registra en países como Estados Unidos, Finlandia o Reino Unido.
Si nos detenemos en el caso específico de España, podemos observar cómo el número de emprendedores sociales, pese a haber aumentado en los últimos años, sigue estando por debajo de otros países europeos. Según el Proyecto GEM (Global Entrepreneurship Monitor), en España solo un 0,5% de la población activa trabaja en proyectos de emprendimiento social, frente al 2% que se registra en países como Estados Unidos, Finlandia o Reino Unido.
El perfil de personas emprendedoras en el Estado español es de un 64% de hombres respecto a un 36% de mujeres. El rango de edad más habitual se sitúa entre los 25 y 34 años mientras que la mayoría de los emprendedores –un 65%- posee estudios medios o de formación profesional en contraposición con otros países en los que es el segmento de población con estudios superiores el que copa este tipo de iniciativas.
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