Vicio número uno. Crear y evaluar
simultáneamente. En Catalunya hay un dicho que alerta acerca de
la imposibilidad de repicar la campana e ir a la procesión, al mismo tiempo se
entiende. Cuando hablamos de creatividad lo de matar dos pájaros de un tiro
puede resultar contraproducente y contraindicado.
Hay
un momento para crear cosas nuevas, para dar rienda suelta a la imaginación, para
convertir el cerebro en una auténtica tormenta y otro para evaluar, para tocar
de pies al suelo, para empezar las rebajas.
Vicio número dos. El síndrome del
experto. Estamos en un momento de sobrecarga de expertos, encontramos
gurús de algo en cualquier parte de manera que cual plaga invasiva a veces da
la sensación de haber roto el adecuado equilibrio. Los grandes creativos viven
sanamente al margen de las opiniones dominantes y cuando se acercan a ellas es
para mirarlas con ojo crítico para precisamente hacer lo que otros no han
hecho.
Vicio número tres. Miedo al error y
al fracaso. ¿A quién le gusta equivocarse? Y sin embargo
de grandes errores han salido inventos ingeniosos o que se lo cuenten al
creador del post-it.
Vicio número cuatro. Temor a la
ambigüedad o el querer tenerlo todo bien atado. A veces
cuando nos da la vena creativa surgen ideas que a pesar de gustarnos acaban
siendo desechadas porque por algún motivo no cuadran. En nuestra vida hay cosas
que no cuadran a priori y luego con perspectiva toman un sentido enorme, pues
con las ideas igual, nos hemos de acostumbrar a una razonable ambigüedad y no
cortarnos el rollo. Os recomiendo el discurso de Steve Jobs en la apertura del
curso en Stamford cuando habla de conectar puntos y se da cuenta que si no
hubiera hecho cosas que en su momento gozaban de poco sentido, algunas
oportunidades se hubieran esfumado.
Vicio número cinco. Falta de
confianza. Es una mezcla de los puntos cuatro y tres anteriores. Aceptemos
la posibilidad de errar y de nadar en la ambigüedad y seguro que la confianza
asomará su cabeza.
Vicio número seis. Los demás nos
desaniman. Escuchar opiniones ajenas es generalmente interesante porque nos
amplía el campo de visión pero manteniendo la independencia de criterio y
teniendo claro que las decisiones creativas las tomamos nosotros. A veces el
cervantino ladran luego cabalgamos es una buena política porque de
constructores de murallas con buena fe están las sepulturas de ideas llenas.
Vicio número siete. Exceso de
información. Así como los excesos de comida provocan empachos
y los de bebida borrachera los excesos de información provocan inacción. Se
llama la parálisis por el análisis. Información sí claro, pero la justa.
Vicio número ocho. Los falsos
límites. Nuestra sociedad nos ha habituado a vivir en estado permanente de
estreñimiento mental, de constipación intelectual, que nos permite pensar en
grande. Normalmente tenemos creencias muy pero que muy interiorizadas que nos
empequeñecen, saber reconocerlas es crucial para desarrollar un buen proceso
creativo. Durante el trabajo de la parte baja del iceberg en nuestro modelo de
desarrollo de marca personal analizamos y desactivamos las creencias limitantes
que van apareciendo, un motivo de más para confiar en Soymimarca.
Jordi
Collell
www.soymimarca.com