Cuando decimos que la empresa necesita de Directivos, Gerentes y Responsables con nuevas competencias ¿qué estamos queriendo decir?
Estamos hablando de una nueva generación de directivos, que de cara a la acción se comportan de una forma diferente. Por lo tanto vamos a mirar como distinguimos a estas personas en la acción y en que se diferencian sus acciones del actuar, de otros profesionales tradicionales que las empresas demandaban hasta fechas muy
recientes.
De la observación de sus prácticas de trabajo podemos describir que:
Vive en espacios emocionales muy concretos, que le permiten hacer interpretaciones poderosas sobre si mismo, la empresa y sobre el mundo en general.
Tiene un escuchar poderoso que le confiere una especial capacidad de observación y de relación entre mundos aparentemente dispares. De ahí surgen sus interpretaciones poderosas.
Es capaz de articular su visión, su sueño y pasar a la acción, conectando con las inquietudes de su entorno. Presentarse como una oferta irresistible para ellos y seducirlos con su proyecto; con un nuevo futuro que no eran capaces de articular por ellos mismos, pero que han reconocido en el proyecto que este les presenta.
Seduce con la oferta de su proyecto y es competente para concitar apoyos entre sus colaboradores, con sus clientes, con sus proveedores y con su entorno en general.
Sus declaraciones abren mundos de posibilidad a otros. Generan nuevos escenarios más allá de los limites establecidos. Crean nuevos espacios de actuación empresarial que no estaban presentes hasta la fecha.
Tiene confianza en si mismo, pero se sabe limitado. Sabe que su proyecto solo es viable si cuenta con un equipo. Es consciente de la necesidad de coordinar acciones eficazmente con otros. Sabe como generar contextos de confianza.
Ante los problemas, busca las oportunidades. Sabe que es el momento propicio para los cambios, para las innovaciones y para el aprendizaje.
El directivo del que hablamos se caracteriza por el compromiso con su proyecto. Por la tenacidad, la constancia y el coraje.
Aprende cada día a moverse con comodidad en la incertidumbre. Distingue la emoción del miedo y sabe fluir en ella.
Se sitúa ante las decisiones responsablemente; asume riesgos, pero funda con rigor los juicios de posibilidad que realiza, para hacer realidad los nuevos escenarios de negocios con los que trabaja . Se compromete con las acciones emprendidas.
Ejerce un fuerte liderazgo en sus actuaciones; estimula a los miembros de sus equipos a comprometerse con el espacio de liderazgo que les corresponde. Es consciente de que su ejemplo es el mejor referente para sus equipos de trabajo; desde aquí les muestra las mejores lecciones de liderazgo.
Si aceptamos que, entre otras, este conjunto de acciones caracterizan al directivo del que hablamos en la acción, señalemos ahora las competencias más relevantes asociadas a estas acciones.
Aprender a escuchar
Aprender a desarrollar una escucha cada día mas eficaz, se ha convertido en una cuestión de supervivencia en las organizaciones. No es posible hablar de generar confianza, trabajar en equipo, desarrollar prácticas de liderazgo......si no somos competentes para suspender nuestros juicios e interpretaciones; y escuchar desde el respeto a los demás. Escuchar desde el juicio, de que el otro pueda tener razón. De que a través del dialogo con el otro, podemos ser transformados. Tenemos que hacer del escuchar una de las ventajas competitivas de las organizaciones.
Otorgar al Aprendizaje Prioridad Estratégica
Elevemos al aprendizaje a la categoría que le corresponde como proceso experiencial, explorando nuevas formas de observar, de distinguir, de actuar; haciendo del desaprender un objetivo diario. Pero esto representa algo más que "comprender" a nivel intelectual. Significa cuestionar nuestras prácticas cotidianas de trabajo. Cuestionar determinadas interpretaciones que vivimos como "verdades" y a las que nos aferramos con temor. Saquemos a nuestras organizaciones del "saber" y orientémoslas hacia la " "capacidad de aprender".
Desarrollar Competencias Conversacionales
Estamos asistiendo a la finalización de la concepción del trabajo manual y empieza a surgir una nueva
concepción del trabajo, como trabajo conversacional. Debemos de empezar a observar que el trabajo del directivo, es fundamentalmente conversacional. Ver los procesos de negocio como cadenas conversacionales. Generamos nuevos mundos conversando. Generamos valor para la empresa a través de conversaciones. De que nuestras conversaciones sean efectivas o no, dependen fundamentalmente nuestros resultados.
Distinguir Espacios Emocionales
El mundo emocional esta presente en todas las actuaciones empresariales. Sin embargo, seguimos estando ciegos a este fenómeno. Como en otros ámbitos de nuestra vida, si algo no lo conocemos, LO NEGAMOS. Sin embargo somos presa cotidianamente de ellos. Sabemos cuando nos pierde la emocionalidad. Cuando no llegamos. O cuando nos pasamos. Un directivo tiene que ser competente para generar los estados emocionales adecuados para cada situación. Aprender a distinguir estados emocionales y aprender a fluir en ellos es, un reto para todos los directivos.
Aprender a Trabajar en Equipo
Aprender a trabajar en equipo es el reto de todas las organizaciones. Y trabajar en equipo requiere de personas con determinadas competencias. Escuchar, distinguir emocionalidades, distinguir tipos de conversación, gestionar compromisos...... son competencias clave para trabajar en equipo con eficacia.
Desarrollar Competencias de Liderazgo
Muchos de los problemas que detectamos en las organizaciones, podrían diagnosticarse como falta de
liderazgo. Si pensamos solo en "gestionar" nos quedaremos cortos. El reto es liderar. Declarar el tipo de liderazgo que queremos, y comprometernos con el desarrollo de líderes a todos los niveles de nuestra organización es un reto con el que necesitamos comprometernos. Debemos aprender a observar la empresa como una escuela de liderazgo.
Ser una Oferta Continua para los demás
Nosotros somos para el mundo la oferta que nosotros mismos hemos decidido ser. Debemos responsabilizarnos de la identidad que tenemos en un entorno continuamente cambiante. Y saber que mantenernos con una identidad inmutable, puede resultar muy doloroso. Tenemos que aprender a orientarnos en este laberinto caracterizado por el cambio sobre el cambio. Aprender a constituirse en oferta para nuestro entorno, es una competencia más a desarrollar, tanto para las organizaciones como para las personas.
Abrir espacios para la Reflexión y la Innovación
Responder constantemente a eventos, estar siempre la acción, nos hace olvidar la reflexión. El desarrollo de la reflexión es la base de la mejora continua. Tenemos que pararnos a pensar sobre el carácter reflexivo del trabajo. Sin reflexionar sobre lo que hacemos, nos perdemos la oportunidad que cada ocasión nos ofrece para aprender. Aprendemos de la reflexión sobre las acciones realizadas. Sin reflexión cerramos la puerta a la innovación.
La Evaluación es la Herramienta Clave para el Aprendizaje
Venimos de una tradición, donde la evaluación ha sido observada como un castigo y/o una justificación salarial. Tradicionalmente evaluación y revisión salarial han estado unidas. Sin embargo la evaluación es el proceso donde más podemos aprender. Donde podemos ver lo que no vemos. Donde podemos escuchar, lo que fuera de este espacio, nadie nos diría. Pero no somos competentes para movernos con los juicios. Los tenemos temor, por que sabemos los riesgos que su manejo entrañan. Y podemos afirmar que salvo en escasísimas organizaciones, no se sabe evaluar. Perdemos la posibilidad de aprendizaje que esta herramienta posibilita. Y no podemos aprender si no evaluamos eficazmente los resultados obtenidos Y para hacer de la evaluación la herramienta fantástica de aprendizaje que es, debemos desarrollar competencias para entregar y recibir juicios.